Editado: 21 de julio de 2023
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Hoy quiero reflexionar sobre la cruz que nosotras debemos llevar utilizando la historia de la mujer encorvada que se encuentra en el evangelio de San Lucas. Al reflexionar sobre su historia, me hice tantas preguntas. Si llevas una cruz pesada, este post es para ti.

Un sábado Jesús estaba enseñando en una sinagoga. Había allí una mujer que desde hacía dieciocho años estaba poseída por un espíritu que la tenía enferma, y estaba tan encorvada que no podía enderezarse de ninguna manera. Jesús la vio y la llamó. Luego le dijo: «Mujer, quedas libre de tu mal». Y le impuso las manos. Al instante se enderezó y se puso a alabar a Dios. (Lucas 13, 10-13)

Isaías 41, 10:

No temas, pues yo estoy contigo; no mires con desconfianza, pues yo soy tu Dios; yo te he dado fuerzas, he sido tu auxilio, y con mi diestra victoriosa te he sostenido.

La Cruz Que Debo Cargar (La Mujer Encorvada) Share on X

Verso Biblico Isaias 41: 10 con flores en las esquinas
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La Cruz

Querida Mujer,

He quedado tan impresionada con tu historia, porque tantas veces me veo en ti. Me pregunto, ¿qué sería lo que te tenía tan encorvada que no podías enderezarte? ¿Cuán pesada sería esa cruz que llevabas? Pero también me pregunto, ¿cuán fuerte debias haber sido para llevarla por dieciocho años sin perder la fe? Por eso estabas en esa sinagoga, ¿verdad? Porque no habías perdido la fe.

A veces, como mujer cristiana que soy, espero que mi vida esté libre de problemas, libre de enfermedades y de conflictos. Pero mis expectativas raramente se convierten en mi realidad. Muchas veces, como tú, me veo obligada a cargar con aflicciones, angustias, pesadumbres que pesan tanto que creo que no lo  soportaré. Me pesan tanto que se me hace difícil mirar hacia el cielo, mirar hacia el futuro. Solo veo el suelo, mis pies, y siento el dolor de lo que cargo.

¿Qué cargabas?

¿Qué cargabas tú? ¿La muerte de alguien amado? ¿Acaso tenias a tu cargo algún hijo, esposo o pariente enfermo? ¿Estarias batallando con alguna enfermedad física, o depresión o tal vez ansiedad? ¿Cargabas con el dolor de haber sido descartada, abandonada, violada o abusada fisica o mentalmente? ¿O acaso fue la soledad tu carga? ¿Qué fue lo que causó que te encorvaras de tal manera que no podías enderezarte por más que intentaras?

A veces, cuando cae sobre mi la angustia, la ansiedad, o cualquiera otra de las tantas cargas que me tocan llevar, me pregunto si yo podré dar el próximo paso. Pero al leer tu historia y ver que estabas en esa sinagoga a pesar de tu situación, sé con certeza, que yo también podré dar el próximo paso porque no estoy sola. Dios me ve, me llama y tambien a mi, me sanará. A Él le rindo yo también la gloria y la honra, como tú.

¡Gracias!

Le doy gracias a Dios por estas mujeres, como tú, que llevan su cruz y no se dejan caer. Pido a Dios por fuerzas por las que están por flaquear. Le doy gracias por las que ven la carga de otras y están ahí, hombro a hombro, ayudando a llevarla.

Gracias por tu testimonio de fe, Mujer.

Con Cariño,

Carmen

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