Lectura Bíblica: Carta a los Efesios 3, 17 – 21:

Que Cristo habite en vuestros corazones por la fe, para que, arraigados y fundamentados en la caridad, podáis comprender con todos los santos cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad; y conocer también el amor de Cristo, que supera todo conocimiento, para que os llenéis por completo de toda la plenitud de Dios. Al que tiene poder sobre todas las cosas para concedernos infinitamente más de lo que pedimos o pensamos, gracias a la fuerza que despliega en nosotros, a Él sea dada la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Reflexión:

San Pablo pide que Cristo habite por la fe en los corazones para que puedan comprender el inmenso amor de Cristo por ti, por mí, por todos sus hijos e hijas. El Norte Americano tiene un refrán “I love you to the moon and back” (Te amo hasta la luna y más allá.) Pues el amor de Cristo es mucho más grande que eso. Va de lo más alto del cielo a lo más profundo del infierno; de oeste a este y todo el espacio entre esos puntos. Cristo te ama así y San Pablo pide que lo podamos reconocer. ¿Por qué? Porque puedo derrumbar mis murallas de protección, destapar mis heridas y someterme a sus cuidados con toda la confianza pues sé que me ama como nadie me ha amado y que su fuerza se despliega en mí.

¡Cuánto tiempo hemos vivido sin entregarnos al Amor de los amores! Hemos sido heridas y nos hemos concentrado tanto en protegernos que no hemos aceptado ese Amor en nuestras vidas. Incluso, al querer protegernos por nuestras propias fuerzas, sin Dios, ¿cuántos pecados hemos cometido? ¿Cuántas ofensas le hemos causado? Soberbia – el pecado que se escondía dentro de mis heridas, es valorarme a mí sobre los demás, incluso sobre Dios. Es pensar que como Dios no me evitó este dolor, no puedo confiar en Él así que yo tomo las riendas. Otros pecados pueden ser vanidad o lujuria, por ejemplo.

El cristiano maduro necesita reconocerse pecador y en grave necesidad de un Salvador para poder comenzar a sanar. Según el Catecismo #166, “La fe es un acto personal; la respuesta libre del hombre a la iniciativa de Dios que se revela.”

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Para Pensar:

¿Qué le has escondido a Dios que quisieras revelarle hoy? Quizás Él espera este paso tuyo para revelarte la fuerza que quiere desplegar en ti.

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