Estaba muerta

Lectura Bíblica: Carta a los Efesios 2, 1 – 3:

Y vosotros estabais muertos por vuestros delitos y pecados, en los cuales vivisteis inmersos en otro tiempo siguiendo el espíritu de este mundo, de acuerdo con el príncipe del poder del aire, el espíritu que actúa ahora en los hijos de la rebeldía. Entre éstos también todos nosotros vivimos en otro tiempo en la concupiscencia de nuestra carne, siguiendo los deseos de la carne y de los malos pensamientos, puesto que éramos por naturaleza hijos de la ira como los demás.

Reflexión:

A veces el Maligno nos azota de tal manera que buscando protegernos cometemos el grave error de entrar en pecado. Esa fue mi experiencia. En mi deseo de evitar que otra persona viniera a tener control absoluto de mi vida y me lastimara, decidí, a los 18 años, que no dependería de nadie. Y así viví. Me casé y no dependía de mi esposo. Tuve hijos y me aseguré de siempre ser buena proveedora, cumplir con mis responsabilidades como madre, incluso convertirme en su amiga. Como hija, fui proveedora, cuidadora, amiga. Y así por el estilo. ¿Cuál era el problema con eso? Que al no depender de nadie, tampoco dependía de Dios. Estaba muerta y no lo sabia. Dios no me creó para que yo viviera independiente de Él y de su pueblo.

Lo que yo llamaba “auto-suficiencia”, luego entendí que Dios lo llamaba soberbia. El Maligno es tan bueno en su arte, que escondió mi pecado dentro de mi herida. Y hasta que no comencé a sanar esa herida, a limpiar el área de la suciedad, a iluminar las áreas oscuras, no pude ver mi pecado; estaba muerta en vida. Te puedo asegurar, que en mi caso, mi pecado me causaba tanto daño como las heridas que me ocasionó esa otra persona. Mi pecado también hizo que mi herida supurara sobre los más cercanos a mí; mi esposo, mis hijos, mis amistades y los lastimara.

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Para Pensar (Estaba Muerta):

¿Qué pecado se esconde dentro de tus heridas?

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