Lectura Bíblica: Carta a los Efesios 2, 19 – 22:
Por lo tanto, ya no sois extraños y advenedizos sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el cimiento de los apóstoles y los profetas, siendo piedra angular el mismo Cristo Jesús, sobre quien toda la edificación se alza bien compacta para ser templo santo en el Señor, en quien también vosotros entráis a formar parte del edificio para ser morada de Dios por el Espíritu.
Reflexión:
Tú perteneces a Dios y a su familia (la Iglesia). Esto es lo que San Pablo nos dice. Ya no tienes que sentirte rechazada, abandonada, menospreciada; tú eres conciudadana de los santos. Perteneces a la comunión de los santos. Y al pertenecer a esta familia de Dios, tienes participación en los mismos bienes espirituales que el resto de la familia de Dios; los sacramentos, los carismas del Espíritu Santo y las virtudes de fe, esperanza y caridad. Tienes una gran herencia.
Hay heridas que nos causan tanto dolor y creemos que solas podemos aliviarlo, pero San Pablo nos dice que esta familia a la que pertenecemos está edificada sobre el mismo Jesús. La sanación no se logra a solas, requiere de ayuda de los demás. Dentro de la gran familia cristiana, hay personas que pueden ayudar a sanar. Yo conseguí la ayuda que necesitaba con una psicóloga especializada en traumas. De hecho, un sacerdote en mi parroquia me recomendó buscar esa ayuda y para mí fue de gran bendición. Cristo es la Cabeza. Nosotros formamos el Cuerpo. Dentro de ese cuerpo hay muchas personas con funciones distintas. No estás sola. Busca la ayuda que necesitas; sea espiritual, física o emocional.
Dios te invita a morar en Él y te pide permiso para morar en ti. Él quiere edificar un templo en ti y ahí habitar. Te ofrece un hogar y desea habitar en el que le ofreces tú. No tienes que preocuparte por la condición del tuyo. No necesita que se lo limpies o se lo remodeles. Sólo necesita tu permiso para Él hacerlo y tu disponibilidad. Creará en ti un hogar seguro, lleno de paz, pues sus planes son perfectos y fiables. Sé valiente. Ábrele la puerta de tu corazón.
Para Pensar:
¿Qué provoca en ti el saber que tienes una gran familia en la tierra, entre los demás santos y en el cielo? ¿Qué tal si le das permiso a Jesús para que more en ti y te convierta en Templo Santo?
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